14/7/11

Recuerdos del pasado (II)

Y como ahora esta la noche lluviosa y tormentosa. Vuelven los recuerdos a mi mente. Y por supuesto, siempre son compartidos con papá, "el niño" y Pepe (Alias: Meteoro. Según siempre me contaba papá, habían antiguamente unos dibujitos animados, de un tio creo que era. Que iba en su moto, con un casco a toda pastilla y con la cabeza por encima del manillar de la moto,se llamaba Meteoro. Y como Pepe conducía su moto igual, los amigos le llamaban así.)



El caso es que esta vez se trata de una madrugada de invierno. Como siempre me costaba muchísimo trabajo levantarme. Con catorce años, no piensa una más que en dormir (al menos las niñas de antes). Y cuándo mi padre conseguía despertarme, mientras me desperezaba en la cama. Oía "al niño" susurrar por la ventana que le esperaba en el coche, mientras que mi padre preparaba la "masilla". Todo lo tenía listo, menos a mí. Que siempre tardaba un montón en vestirme y con pocos grados, aún me daba mas pereza!. Uf.


Después de varios minutos esperándome, de que "el niño" me echara la bronca por tardar y de ponerme la bufanda y los guantes, me metía en el coche, con la calefacción a toda pastilla. Teníamos que ir a buscar al Meteoro a su casa (ése día decían ellos dos, que la mujer le había dado carta de libertad. Yo hasta pasado unos años, no supe que era lo que les provocaba tanta risa, incluyendo en las risas, al propio Meteoro). Una vez estábamos los cuatro en el coche. Contando que serían las 5h de la mañana. Echábamos gasolina y poníamos rumbo a El Pedroso (Sevilla).


En el camino siempre hablaban de todo, se metían conmigo, diciendo...:


Te vamos a dar una, niña. Que vas a salir ¡"esmorecía"!. Vamos, que no te vas a venir más con nosotros!.- las risas siempre estaban aseguradas en todo el camino.


Lo más bonito era cuándo llegando al lugar en sí, veíamos que estaban los filos del arcén con nieve y escarcha. Se estaba tan calentito dentro del coche, que pensar en salir, dolía. Pero claro, el desayuno grasiento siempre tenía que caer. O los churritos de pueblo, de esos que son tan "macizos", que te comes uno y te quedas "empachao", buscando una tónica. (humor sevillano)


Yo como muchas veces llegaba al bar en cuestión dormida, hasta que mi padre, con todo su cariño, volvía a despertarme para decirme que estábamos en El Pedroso y que pronto íbamos a llegar al bar, para desayunar. Aquél que conozca El Pedroso, sabrá que es un pueblo muy pequeñito. Que la carretera que lo atraviesa, es la principal. Y fue en plena carretera dónde encontramos un bar abierto y ahí fue dónde paramos. Pegaditos a la acera, porque por esa misma carretera, pasaban tanto coches, como furgones grandes, como trailers.


Al entrar en el bar, siendo tan temprano y el único abierto, a Meteoro no se le ocurrió otra cosa, que decir que como estábamos muy abrigados, cogieramos el desayunos y nos sentaramos fuera. Al filo de la carretera, entre los coches que estaban aparcados y con todos los que iban y venían, pasando de un lado a otro. Yo la verdad es que la idea no me seducía demasiado, pero estar pegada a tantos hombres mientras desayunaba, a mi padre no le hacía ninguna gracia...


El caso, es que pedimos las tostás, cogemos los cafés .-yo tomaba Cola Cao-. Y el camarero nos sacó una mesita y cuatro sillas. Todo se tiene que decir, que al final no acabamos solos nosotros fuera sentados. Conforme se acercaba gente, nos miraban, pero también acababan sentaditos fuera, jaja.


Meteoro se sentó de espaldas a la carretera, nada a unos escasos 50 cmts ó un metro de dónde pasaban los coches, pues la acera era muy estrecha y tuvimos que ponernos en el mismo asfalto. Yo me senté a su lado, con la espalda pegada al maletero de nuestro coche y mi padre, con “el niño”, dentro. Uno buscando “la manteca colorá” y el otro, su medicina. Los coches iban y venían, pasando cada uno a su ritmo. Meteoro y yo hablábamos que estaríamos bajo cero de temperatura, porque se nos estaban helando las manos y los pies. Meteoro comentaba que menos mal que cuándo llegáramos al sitio, haríamos una hoguera y estaríamos más calentitos. Yo con mi chaqueta, una camiseta interior, mis pantalones con el pijama por debajo de éste... esperábamos que ellos dos salieran, para comenzar a desayunar todos juntos. (mientras tanto, los coches no dejaban de pasar, en todo momento subían y bajaban coches a velocidad bastante alta. Por lo que removían el aire, y nos subía una fresquito por los pies...)


Todo fue perfecto, hasta que en el instante menos pensado, me puse de pie, para ayudar a mi padre a poner su café sobre la mesa. Y Meteoro comenzó a decir:


-Hostia tío, hostia...


Segundos después, él se quedó sin aliento. Yo perdí el sentido de tacto. Mi padre no dejaba de mirarnos a los dos, desde la puerta de bar. Y “el niño” se descojonaba de risa.


Que, ¿que pasó?.
Meteoro había visto como subía carretera arriba un trailer de esos que son gigantescos y que subía a una velocidad importante. Por lo que comenzó a decir “hostia”, por el sentimiento de “acojone” que le dió al ver que se le echaba encima. Pero no, lejos de la realidad, Meteoro no se referia al temor de que pasara demasiado cerca de el, ni de mí. Se referia al sentimiento que más tarde sentimos los dos y que “el niño” aún seguía riendose y llorando de la risa.


El trailer pasó por nuestro lado a toda pastilla, removiendo todo el aire que existía en ese momento, cerca de nosotros. Y que con la helada que estaba cayendo, nos quedamos los dos, que no podíamos ni abrir la boca. Nos quedamos absolutamente helados. A mí me entró el aire por el agujero de los pantalones por los pies y subió por todo mi cuerpo, helandome hasta las pestañas. Meteoro se quedó con las manos agarradas a los brazos de la silla. Y los dos mirándonos dijimos:


¡¡¡Su puta madre!!!, ¡¡¡que frío coño!!!.


La gente que nos habían visto se morían de la risa. “el niño” el jodío, no salía de su estado de risas. Y mi padre el pobre vino a restregarme las manos entre las suyas, para que entrara en calor. Pues había perdido hasta la sangre de los labios, jaja.


Acabé desayunando en el interior de coche.


El día de pesca con la hoguera, acabó siendo genial. Pero éste recuerdo, con ese trailer. Morirá en mis recuerdos, lleno de risas.




Mysteries.

0 Tús palabras...:

 

Powered by Blogger. Diseño original de Free Css Template. Adaptado por Recursos En Mi Blog.