18/7/11

Los 26 más caros, de mi vida.

Tres meses y medio son los que han pasado, desde que comencé la aventura de mi última dieta. Y realmente, en la única con la que me había implicado al 98%. Previamente durante el año, tb había seguido con dieta, por vía endocrinologica. Pero la dejé, por motivos de estudios y falta de tiempo a asistir a las visitas médicas. Aunque para ser sincera, apenas hacía la dieta estricta, pues asistir a las visitas una vez cada mes y medio, a mí no me servía de nada.
Por lo que a modo de recomendación mi suegra me invitó a asistir a estas charlas (ella previamente había asistido y le fué genial), que serían visitas semanales y aunque me resistí muchísimo, acabé accediendo.


Al principio todo era perfecto, en una semana perdía hasta un kilo y medio. Los consejos y las charlas a las que asistía, en reuniones de mujeres, siempre muy gratificantes y con muchos ánimos de parte del resto de chicas (sí, casualmente sólo asistían mujeres). Esas charlas y los consejos que recibía por parte de mis dos hombres, fueron más que motivantes para que siguiera adelante en mi batalla contra el peso. Pues Sólo ellos fueron al comienzo, los que supieron de mi nueva andadura.


Los resultados comenzaron a verse en el peso, desde la primera semana. Éso es lo que yo necesitaba, ver resultados tempranos que me hicieran no aburrirme, como siempre.
Pasé el primer mes, genial. La primera semana la pasé entre noches hambrientas, despertándome con los dedos metidos en la boca, jaja. Soñando que estaba comiendo algo delicioso. Pero bueno, pronto pasaron esos días. Conste que JAMÁS me levanté en las madrugadas a comer, nunca en mi edad he hecho tal cosa. Y aprovechando que las visitas eran cada martes, ése mismo día me pasaba y me comía lo que durante la semana no podía, exceptuando pasteles, que no soy muy debota de ellos.
En ése primer mes, yo que escucho muchísimo mi cuerpo y atiendo a todas sus llamadas, ya noté que mi periodo menstrual llegó con cierta intensidad, a la que no le dí mucha importancia, a pesar de que sufrí una hemorragia bastante intensa que me llevó a Urgencias una madrugada.


En el segundo mes, pasé demasiadas ansiedades, cosa que nunca antes me había pasado igual. Sentía la necesidad de devorar lo que comía, de beber a lo bestia. Sentía una gran necesidad de comer a todas horas, la cuál son muchas las veces en las que me levantaba del sofá durante la siesta, para coger lo primero que viera del frigorífico. Lo que más importaba era llenarme, pero con cierto control, al comienzo de la semana debía de marcar menos peso. Pero no siempre lo conseguía y me pasé semanas, poniendo 500grs ó sin perder nada.
El periodo menstrual ése mes, llegó los primeros días marcando, me pillaron en la Feria de Sevilla. Por suerte, la cosa fué menguando y pude pasar una Feria increible y con compañía, visitas y charlas inmejorables. [La volvería a repetir todo el resto de mi vida.] Claro, yo dí por sentado que ésa era mi menstruación normal, es decir, la de el mes de Mayo.
Pero no fué así la madrugada en que me levanté y de camino al baño, me resvalaba al pisar la humedad que iba quedando en el suelo (sobran detalles). A duras penas llegué al baño y sujetandome como podía me dejé caer sobre la taza del lavabo, para hundirme en mi propio cuerpo, mientras que con una voz que apenas me salía del cuerpo, le gritaba a él, que estaba dormido plácidamente. Entre sueños y mis leves gritos, se despertó y me asistió corriendo. La imagen cuándo él apareció era de lástima, yo sentada en el baño, con la cara cubierta de un sudor helado, apoyada sobre mis rodillas, temblando, a punto de perder el conocimiento, con un color neutro en mi cara y mis labios blancos.
Desde ese momento no podía dejarlo pasar y me puse en manos médicas. Aunque las pérdidas intermentruales durante todo ese mes, fueron constantes e intensisimas. El malestar demasiado fuerte, para la levedad de mi interior y la dieta mantenida siempre, claro.


Éste mes, ha sido de los tres el más intenso sin lugar a dudas. Han sido tantas las cosas que me han pasado que parece que me haya quedado sin memoria. O quizás es que no quiera ni recordarlo.


He tenido que dejar la dieta por recomendación médica, pues ésta me ha provocado un trastorno metabólico, que me ha llevado a tener hemorragias muy muy intensas, volviendo al límite de la inconsciencia. He llegado a perder el color de la piel de mi cara. Mi pelo ya no es lo que era, ni tiene su brillo, ni sus tirabuzones. Ahora está seco y se rompe. Como mis uñas que se quiebran con facilidad... y me siento tan débil, tan poca cosa a pesar de las apariencias...
He perdido las ganas de maquillar mis labios, de ponerme delante del objetivo de mi cámara. De atender a las amistades que vienen a casa. De cuidar de ése hombre que me cuida cada día, sin rechistar. No quiero ni que se aproxime a mí, me molesta todo y sólo quiero pasarme los días metida en la cama. Me siento tan inútil, esta debilidad esta acabando conmigo, pues no tengo ganas ni de sonreir.
Suerte que mi familia, no puede verme y sólo nos comunicamos por vía online. Y gracias a ello puedo disimular y hacerles creer que todo está bien (no puedo preocuparles por nada). Y por los medios he ido dejando un reguero de sonrisas falsas, con palabras que sólo eran un rol aprendido.


Ahora, que he dejado ésa dieta que estaba haciendo (muy conocida, pero no es la Dukan). A espera de que los médicos muevan fechas para asistirme y que todo esto se acabe de una buena vez, porque juro por la más sagrao, que en mi vida podría imaginar, que por hacer un bien, iba a terminar como lo estoy haciendo. El sentimiento que me invade muchas veces, es que yo misma sin darme cuenta estaba acabando con mi vida. Pues las hemorragias han sido muy intensas en éstos dos meses y me debilitaba por minutos.


Ahora hace tres días que me siento "algo" más fuerte, que tengo ganas de reir, de sentir que me quieran. Que me alimento como debo, pues tb perdí por unas tres semanas las ganas de comer/beber y apenas comía nada. Con un suspiro hondo ya se me llenaba el estómago (sin exagerar). El viernes ¡me maquillé! y cuándo me miro al espejo, me gusto. La pérdida se nota, sí, pero los estoy pagando tan carisimos...


Ahora que parece que todo ha tocado fondo, me paro a mirar unos días atrás y me invade un mismo sentimiento muchas veces. ¿Yo misma sin darme cuenta estaba acabando con mi vida?. Pues las hemorragias han sido muy intensas en éstos dos meses y me debilitaba por minutos. Si hubiera continuado con todo, sin escucharles a ellos (Grillo+Xv), que son los que me insistían de asistir al médico, ¿qué habría pasado?.


Mysteries.

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