19/5/12

Cantar en grito.

Hoy ha sido el momento idóneo,
el lugar perfecto
y la música exacta.

Ha sido como si me desprendiera de 10 kilos,
que hacían que la flexibilidad de mis rodillas,
fuera cediendo.

Lo necesitaba,
lo necesitaba,
lo necesitaba.


Miss.

14/5/12

Espejismos.

Es como si de pronto me encontrara encerrada en una burbuja de cristal, en la que todos mis gritos, llantos y quejidos, rebotaran contra las paredes que me envuelven y volvieran a mí. Es como si estuviera viviendo en un mundo a parte y sólo fuese yo, la que ve ésas cosas que llegan a dañarme los sentimientos. Es como si hubiera estado viviendo un sueño, del que de golpe que me he despertado. Es como si quisiera que todos me quisieran, como yo quiero. Es como si nada de lo que he estado creando hasta hoy, existiera. Es como si todo se hubiera esfumado y la realidad hubiese caído sobre las puntas de mis pies, y pesa tanto, que parece plomo.
Es como si la burbuja en la que me encontraba encerrada, hubiera ¡rebentado! y se hubiese hecho añicos.

Despertarte una buena mañana y darte cuenta, que todo lo que venías asimilando a lo largo de estos últimos años, ha sido... ¿una mentira?. No, no usaré ésa palabra (mentira), porque no se asimilia exactamente a lo que yo siento. Usaré mejor la palabra "espejismo".

Despertarte una buena mañana, después de una placentera noche de sueño y darte cuenta que tus últimos años han sido un espejismo, en el que te has creado un mundo, para vivir; descubres que nada es lo que al comienzo había sido. O más bien, coges del fondo de ése cajón en el que todo lo que ha pasado lo guardas, para darte cuenta de que en realidad, nada había quedado en el fondo del cajón, si no que, seguían existiendo.

Que complicado es intentar poner en pie tu vida, cuándo te das cuenta que no tienes para dónde tirar. Que la salida de esta burbuja de cristal es demasiado estrecha, para un cuerpo rechoncho como el mío. Piensas, recapacitas, rememoras, vuelves una y otra vez a recordar, palabras, gestos, sentimientos, dolor, angustias, ahogos. Revives cada unos de ésos momentos que has llegado a vivir, por mucho dolor que haya llegado a causarte. Sólo para darte cuenta de que todo es una realidad que has creado paralela a la autentica. Entonces, es cuándo miras a tu alrededor y piensas "¿qué está pasando?".

Mi burbuja de cristal se ha roto en mil pedazos y mi realidad, ya no es lo que estaba viviendo. Ahora vivo la realidad, no un mundo aparte.


Miss.

9/5/12

Sonidos en el silencio.

Me encuentro sentada, sobre una unión perfecta de palos de madera que soportan todo mi peso. Nadie que me moleste, ní nadie que se entrometa en mis pensamientos. És en estos momentos cuándo intento dejar la mente en blanco, y sólo son algunas las veces que lo consigo.
Si nos pararamos a oír cada uno de los sonidos que me envuelven ahora mismo, nos daríamos cuenta de cuántos son los sonidos que pasan a nuestro alrededor y que "normalmante" pasaríamos por alto. Por el estrés, el trabajo, vida diaria, lo hijos, los amigos, compañeros, coches..., y un extenso etcétera.

Un jilguero canta con todas sus fuerzas, mientras que el sol refleja en sus colores. Más allá se oye una hurraca. Dos gorriones se pelean por galantear a una hembra. La oca se queja de que no le dején espacio en el pajar. El gallo que anuncia que la tarde está cayendo. Se oye el repicar del campanario del pueblo, son las siete de la tarde. Una niña que llora en el huerto de enfrente, porque su padre no quiere llevarla en brazos. Un coche que llega por la calle. Mi hija (4 patas), que chilla como una loca a la perra de la casa de al lado. Sólo hace falta un siceo, para que guarde silencio. Pero éso sería efectible cuándo estamos solas, ahora que ladran todos los perros de la calle es imposible.

Esperaremos unos minutos a que todo vuelva a la calma. Y es en estos momentos, cuando me pregunto...: ¿Que se oye en el silencio?.

Me descalzo para sentir la fría hierba bajo mis pies. Un grillo agita sus alas. Una abeja pasa por alrededor de mi pelo, mientras que me quedo totalmente inmovil. La misma mosca que lleva dandome la tabarra hace un rato, se sube a mi móvil y comienza a frotarse las manos. El viento que viene por el sur, azota las hojas de la hiedra enredada en la valla. El avión que vuela a kilometros de altura deja un leve sonido, mientras marca el camino por dónde se vá. Cuántas personas irán en su interior, pensando lo mismo que yo. Y hasta quizás desde esas alturas, no piensen en nada más, que en ellos mismos.
Se ha vuelto a hacer la calma. Ya no se oyen ni pajaritos, ni la perra de al lado, ni a mi hija. El teléfono no suena.
Ahora sólo se oye mi respiranción acompasada con el teclear de mis dedos.
He conseguido dejar de oír cada uno de los sonidos que me envuelven, para sólo oír el lento aspirar y expirar de mis pulmones. Ahora ni tan siquiera quiero seguir intuyendo el sonido de las teclas bajo mis dedos, mejor dejarlo aquí.


Miss.

 

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