12/11/11

Larga espera.

Hoy es un día triste y no sé porqué.
Las calles están demasiado húmedas, demasiado solas. La gente que pasea tiene la cara astiada, nadie mira más alto que sus propios pies, nadie mira a nadie. Los árboles crujen entre sí, como si gritaran a voces algún que otro quejido. Mientras que yo camino sola sobre el arcen frío y mojado. Todas las casas que me rodean están cerradas a cal y canto. Nadie que siga con la vista mi leve caminar. Y mientras me pierdo lentamente entre la niebla que va subiendo por mis pies, dos lágrimas recorren mis mejillas sonrosadas, como si de dos perlas hablásemos. Estoy pensando en tí y sin pensarlo salen dos lágrimas de mis ojos, ¿por qué?. No sé la razón, ni tengo una respuesta, sólo sé que en este mismo momento no sé cómo ni dónde estarás. Con quién o sin quién estás. Si me necesitas cerca o quieres que me aleje.

Son tantas las cosas que tu me has enseñado, que mantenerme en silencio y espera, es una de ellas. Quizás por eso volvímos a encontrarnos..., tu hicistes que creciera sabiendo guardar las cosas buenas en el interior. Y como tu eres parte de lo mejor que me rodea, por eso te encontré. ¿Por qué no dejan de salir lágrimas de mis ojos?, no entiendo nada. Aún no sé nada de tí y en mi interior hay algo que me oprime. Sigo caminando y un coche pasa por mi lado casi rozándome, es como si no me hubiera visto, como si fuera un espectro que nadie siente ni padece.

Ahora espero que el Lunes salgas, que me cuentes que todo está genial, que has salido sonriente (disfruto tanto tu sonrisa) y volver a vivir todo aquello que dejamos días atrás. Porque quizás nos confundimos al nacer, tú muy pronto ó yo muy tarde. Pero aún así, podemos disfrutarnos siempre y para siempre. Porque nada termina aquí. Aún nos queda el más allá, en una distancia bastante larga para llegar.

Tengo ganas de abrazarte,

Miss.

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