Cuentan que iba por las calles como un loco. Sus ojos están cegados, su mandibula apretada. Mientras, sujeta entre sus manos sus hombros, abrazándose así mismo. Dicen que está loco y nadie acierta a saber la razón de su desdicha. Alguna vez, mientras duerme por las calles húmedas y frías, bajo el relente de la noche, se le oye murmurar entre sueños, el nombre de una mujer. Como cada noche, se tapa con una manta raída y llena de suciedad, reposando su cuerpo sobre el primer banco vacío que encuentra. Sus huesos de clavan contra la madera y se arropa dejando destapados sus pies. Un cigarro entre sus labios, hasta que éste se consume y se queda dormido.
Nadie sabe de ella. Ní como es su físico, ní tan siquiera la tonalidad de su piel. Morena o rubia, castaña o pelirroja. Aquellos que le rodean tan sólo saben que siempre pronuncia unas palabras, que se repiten durante la noche, una y otra vez...: Locura.
Se sumerge en la profundidad de sus sueños. Cada noche el mismo. Entra en una casa enorme abandonada, las ventanas están tapiadas con tablones de madera, la puerta cubierta con una simple tela deshilachada. En cada paso que da mientras se adentra al interior de ésta, cruje el suelo de tal forma, que dá la impresión de que se vaya a romper. A veces mira bajo sus pies y descubre que la madera está agujereada. Debería de sentir el temor de que se rompan las maderas y caer.
Al fondo del pasillo el mismo punto de luz al que cada vez que se queda dormido, aparece. Camina con lentitud sujetándose a las paredes, agudizando su oído, hasta llegar al umbral de la puerta. Escucha una respiración acompasada. Cierra los ojos mientras aspira el aroma que fluye por toda la habitación, llegando hasta sus pulmones. Suave y a la vez intenso, dificil de olvidar.
El punto de luz comienza a moverse, haciendo reflejo en sus ojos cegándolo. Durante unos minutos pierde la noción del tiempo. Hasta que su vista vuelve a adaptarse a la oscuridad. Descubre la boca de una mujer, cubriendo una dentadura casi perfecta. Su pulso comienza a agitarse, perdiendo la capacidad de respirar acompasadamente. ¿Quién es esa mujer?. Los labios se tornan formando una sonrisa maliciosa, introduciendo con suavidad uno de sus dedos en el interior de su boca, mordisqueando la yema de este. Segundos más tarde, un cigarrillo asoma entre sus dedos y da una calada, expulsando el humo entre sus labios con lentitud...
Se ha quedado inmóvil, no es capáz de dar ni tan siquiera un paso hacia delante, descubrir quién es ella.
Siente el crujir de cristales muy cerca, asustándolo y haciendo que se despierte. Ha sido una botella que unos niños han tirado contra la pared que está cerca de él. Una vez más se ha despertado de su sueño... una vez más, tendrá que volver a dormir, para soñar con ella.
Miss.
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