Aprendiz.

Las clases comenzaron hace una semana, y desde que me senté en la silla blanca nacarada, supuse que éste iba a ser mi año. La sala es perfecta, las mesas formando una U relucientes, todo huele a nuevo y la profesora es perfecta!. Los compañeros me hacen sentir como si los conociera de siempre, me siento cómoda, me apetece interrumpir la clase y opinar, preguntar, cuestionar... (cuándo habré hecho yo algo así antes?).

Me separa de mi compañero una silla, no quiero tener a nadie muy cercano, pues no quiero entretenerme con nada, ni perder la atención a los datos que facilita la profesora. Pero no por ello, dejo de hablar con él y con el resto de compañeros. Existen los gestos de complicidad,guiños y sonrisas.

Comienzo a utilizar un nuevo lenguaje y a escribir de una forma absolutamente diferente a lo que estoy acostumbrada... y me gusta tanto. Es tan gratificante para mí, estar aprendiendo a poder relacionarme en otro idioma, que me apetece seguir hasta el final.

De momento, voy por el final del comienzo. El resto, poco a poco.


Mysteries.