Eterna noche.

Justo cuándo las estrellas se ponen en el firmamento,
es cuándo la lengua roja atraviesa el ser de una mujer.
Quién sabe los motivos,
quién sabe las razones.


El decaimiento se apodera de su cuerpo grande,
su piel queda blanquecina y sin color,
las fuerzas se han esfumado.


Se muerde los labios incóloros, le sudan las manos,
su mente funciona a una velocidad abismal,
la decisión está tomada.


Dirección a la sala dónde nada tiene un sólo sonido,
el lugar en el que tiempo parace no pasar,
los minutos se hacen eternos,
los segundos pueden palparse.


¿Acaso alguien sabe si le temblaba el pulso?,
¿nadie se daba cuenta que no podía mantenerse en pie?.


Una bonita sonrisa de Mona Lisa adorna sus labios carnosos,
está vez no sonríe con la picardía de siempre, la que tanto le caracteriza.


Un ascensor frío,
de parades frías,
de luz fría,
de fría estancia.
3ª planta.


Una voz atraviesa el silencio,
el pulso no tiene paro,
los dientes chasquean cada vez mas fuerte -decían que se oían en el silencio-.


Preguntas van y vienen,
y otra
y otra
y seguimos.


Un abrazo suave la sujeta,
ella que se deja llevar por el momento,
ella, la que minutos antes temblaba tantísimo,
la que estaba muerta de miedo.


Ahora se deja abrazar, a espera de una respuesta.
Una pantalla de televisor antigüo hace de chivato,
se ve demasiado bien todo,
una voz rotunda dice: "Todo está muy bien, excepto...".


El mundo se acaba casi hundiendo a sus pies,
ella alguna vez había pensado en ello,
¿Que pasaría si sus pensamientos se harían realidad?,
la respuesta la tiene ya:
-No sabría como afrontar el asunto, sola-
Suerte, que no está sola.


Pepito Grillo está siguiendole los pasos,
y Peter Pan está a su lado.


Aún no está nada escrito,
aún nada está decidido,
queda mucho que vivir todavía -dice Pepito Grillo-.


Ella no tiene un idioma para expresarse, de momento,
más que con lágrimas en los ojos...


Cuándo nadie la ve.


Mysteries.