Siempre has sido como una luz al final de mi lento caminar. Cuándo tu menos lo esperabas, yo siempre estaba ahí detrás de tí, atenta a cada uno de tus gestos. Muy a pesar de que pensaras que pasaba absolutamente de todo. He estado pegada a tu espalda, casi como tu propia piel.
Recuerdo que siendo una niña, siempre has sido muy traviesa. La niña de las risas alegres, que siempre reía y que nunca temía a nada. Aquélla a la que todos "temían" por sus contestaciones impertinentes, pero que en el fondo, a veces llevabas toda la razón. Lo único es que las formas te perdían, apuntabas maneras desde que eras una niña, jaja, ¡ya lo decían tus abuelos!.
El paso de los años, han ido haciendo una mella en tí, que ni tu misma has sabido dosificar. De forma que tu carácter ha ido agriandose de una forma innaudita, para una persona como tú. Yo, como siempre he querido ayudarte en todo momento, siempre indicandote los pasos a seguir, como tienes que hacer las cosas. Sin olvidar que en el fondo tienes que tropezarte y que lo más importante de todo, es que tienes unos padres, que te quieren tanto o más que yo. Pero la realidad, es que nunca han ejercido sobre tí, de la misma forma en que yo recibía sus enseñanzas. Por varios motivos que la vida ha ido haciendoles cambiar, no entraré en ello, aquí.
Pero lo que realmente quiero hacerte saber, es que yo siempre he estado ahí, cuándo me has necesitado. Quizás no de la forma que tu has querido, ní tan siquiera he sido como tú querías que fuera y mucho menos, has ejercido sobre mí con tus cambios de humores, para que yo acabe dándote las razones que exijías a los demás. Por ello, los problemas entre nosotras siempre se han ido incrementando hasta el punto de no reconocer en tí a ésa persona que ha crecido junto a mí, durante 28 años. Que dificil ha sido tener que aceptar que todas las palabras que salían de tu boca, iban hacia mi persona. Nunca he recibido mal malos deseos de nadie que de tí. ¿Recuerdas cuándo decías que me querías?, sonaba muy bonito cuándo lo dejabas escrito en una hoja en blanco digital, ¿verdad?. Cuándo la realidad es que tán sólo yo cruzabala puerta de mi casa, tu mirada acababa transformándose, hasta el punto de no reconocerte. De no saber quién es la persona con la que me estaba enfrentando. Y todo ésto, mezclado con una gran cantidad de cariño injusto y recibido por parte de aquella que te trajo al mundo. Que injusta ha sido conmigo, y que ciega contigo.
¿Acaso tengo que seguir demostrando, que en el fondo, actuo y me comporto, como si fuese tu propia madre?. Sí, así es y así sigue siendo.
Como fué que aceptastes mi propuesta de recibir ayuda, ya no la recuerdo. Ah sí, ya sé. Ésa noche anterior a que yo me atreviera personalmente ha decirtelo, sentí miedo. Y juro que no miento. ¿Te acuerdas cuándo te fuístes a la cama de madrugada con un bocata en las manos, un plato y un cuchillo?. Mis palabras fueron: ¿Ahora a las 3 de la madrugada vas a comer?. Tu respuesta fué directa: Sí, ¿algún problema?, con mirada desafiante. La verdad es que no era nada fuera de lugar, pero mi mente dió mil vueltas, y ésa misma noche dormí con la puerta cerrada, como siempre. Sólo que esta vez lo que tenía diferente, es que la secadora la puse detrás de la puerta. Realmente tuve "miedo". Pero claro, como exponer algo así, a una madre que vive ciega, o que al menos es lo que aparenta.
Después de una conversación con mamá muy muy dura, demasiado, decidí que tocaba hacerlo contigo. Y no lo aceptastes facilmente, en abdoluto, pero apesar de tus deseos, acabastes cediendo a todo lo que yo te pedía que hicieras. Por tí, por ella, por él, por la familia en definitiva. Una tarde del mes de Abril'11, fuimos las dos a tu médico de cabecera y tuve que ser yo la que habló con él, exponerle todos los motivos que tenía, para que te remitiera ayuda. No tuve que decirle más que un par de cosas, para que el hombre nos hiciera un parte. Ya sólo teníamos que esperar.
El tiempo fué pasando y meses más tarde, la ayuda que estaba en camino, llegó.
Aún sigues tratándote y parece que muchas cosas han cambiado. Ahora no me miras con odio, me miras a la cara y me sonríes de verdad. Ahora te das cuenta que yo no quiero quitarte nada, ní a nadie, que lo único que quiero es enseñarte a caminar por ésta vida. Ahora, parece que te das cuenta de algunas de esas cosas.
Ultimamente, siempre me estás pidiendo opinión sobre como estás, como te veo, algún cambio, etc. Pero no, aún no estás preparada para recibir mi opinión, aún hay mucho camino que abrir en estos próximos años y ver como continuas. Aún tengo que ver como sigues con tus estudios, como te desenvuelves con los demás y lo principal, como te relacionas conmigo personalmente. Y de ésto último, aún hay cosas que pulir con bastante ímpetu. Pero bueno, yo te regalo una vida.
Lo que más me importa, es que estás comenzando por el buen camino de la vida que yo quiero para tí, y que poco a poco, comenzarás a volar con tus propias alas. Que éso es lo que yo quiero de tí, que vueles sola.
No todo lo que yo te digo es porque no te quiera, si no todo lo contrario, te quiero tanto que no puedo parar de cuidarte hasta el extremo.
Vuela niña de sonrisa alegre..., vuela alto.
Miss.
12/4/12
Niña chica.
Pensamientos de... Mysteries. Sobre, 20:56
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