Mirarte a los ojos y quedarme sin aliento, es algo que hacía mucho tiempo que no me pasaba. Hasta que el frío del invierno te trajo cerca de mí, no recordé lo que es sentir una mirada y perder el sentido del tiempo. Lo hice. Lo he sentido en mi vida. Pero tus ojos son diferentes, desde el primer día.
Es como si estuviéramos predestinados y los astros eviten que pase, que el final esté por llegar. Y tenemos que alargarlo, para ser consecuentes con nuestras vidas y con todo aquello que nos rodea. ¿Acaso alguna vez habías pensando en algo como esto?. Llevarlo todo en silencio, en el interior de la boca, cuándo en realidad está separando los labios, cuando los apretamos. Para que nada salga, que nada se escape. Ni siquiera un suspiro, que debería de ser mío, tuyo, de los dos.
Es cierto aquello que dicen: El tiempo pasa lento cuándo deseas algo y cuándo lo tienes, pasa volando.
Cuántas serán las veces que he deseado que el tiempo se parara. Incluso he pensando ser mágica y poder retroceder los minutos, sólo con un chasquido de dedos. Pero eso no ha pasado nunca, jamás lo he logrado por más que lo haya deseado. Ya sé, que los deseos no siempre se cumplen, por eso soy tan tozuda y sigo intentándolo. ¿Alguna vez le ganaré al tiempo?.
Miss.
24/9/13
Tic-tac.
Pensamientos de... Mysteries. Sobre, 18:59 0 Tús palabras...
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